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  • Foto del escritorRoberta

El fantasma de la impostora: entre generaciones

Actualizado: 17 dic 2021


Últimamente se habla mucho de lo que llaman “síndrome de la impostora” como algo que vivimos las mujeres y que nos hace dudar de nosotras mismas y de nuestras capacidades principalmente en el campo profesional y laboral. Aunque me hace sentido lo que se dice sobre éste, no me gusta la palabra síndrome porque me remite a enfermedad y me hace sentir como si fuera un asunto meramente individual; así que yo prefiero verlo como un fantasma que, al alimentarse de una cultura patriarcal y capitalista, invisibiliza nuestros logros, nos silencia y hace sentir que nunca damos el ancho.


Llevo tiempo pensando en él, sobre todo invitada por varias jóvenes cercanas a los 30 que ponían el tema en varias ocasiones en el consultorio. Me llevaron a recordarme en esa edad y a preguntarme cómo me dolí y resistí a ese fantasma, pero también a verme en la actualidad sintiendo su presencia, aunque menos mordaz y poderoso. Pensé que quizá podíamos tener un diálogo entre generaciones, brindarnos compañía y que, quizá al ver la experiencia de las otras, cada una podía encontrar formas distintas de hacerle frente. Así abrí la invitación a dos reuniones: Una, privada, con las jóvenes cercanas a los 30 para hablar de los efectos de ese fantasma, de cómo resisten, cómo responden ante él y finalizar con preguntas que les gustaría hacer a mujeres de una generación posterior. Y otra sesión, en facebook live, con mujeres de más de 40 para conversar a partir de la guía que las jóvenes habían elaborado con sus preguntas. En los siguientes párrafos les comparto algunas de las cosas que se hablaron en la primera sesión, con las jóvenes.


“No vas a poder”, “no te puedes equivocar”, “seguro te invitaron a ese proyecto porque eres simpática”, “no mereces que te reconozcan porque no eres la mejor en tu trabajo”… son algunas de las frases que las jóvenes identificaron que ese fantasma suele decirles. Para ellas, es un fantasma que persigue, irrumpe, maltrata, inyecta de dudas, juzga y trata de convencer de que “no somos capaces”, que “no somos lo suficiente”; y de manera tramposa invisibiliza, niega, fiscaliza o minimiza sus logros, trayectorias, experiencias, conocimientos y aprendizajes. Para él nunca es suficiente y siempre descalifica bajo el disfraz de ser crítico diciendo cosas como: “y ¿eso qué? Podrías hacer más”.


Hablaron de que puede ser un fantasma, pero también toma la forma de monstruo, de un montón de lupas examinadoras, de un verdugo, de un estanque de tiburones o una cachetada. Secuestra el disfrute de lo que hacen, la celebración de sus logros, la posibilidad de intentar y equivocarse y empequeñece la capacidad de aprender. Incluso puede secuestrar sus sueños al desvirtuarlos y meterlos en el saco de las expectativas persecutorias.


El fantasma de la impostora se alimenta de:

  • Ideas sobre lo que se supone que “deberíamos hacer/poder ya a cierta edad”,

  • La comparación con las otras personas,

  • Espacios voraces que promueven la comparación y competencia.

  • El ¡capitalismo! ¡Que fomenta todo lo anterior!

  • De la forma en que nos educaron a las mujeres,

  • Una sociedad que exige que las mujeres hagan mucho (y más) para que tenga valor lo que hacen.


¿Dónde están nuestros sueños?

En contraste también se preguntaron por “su voz”, sus sueños, las formas de defenderlos y reconectar con ellos:


  • No sé cuál es mi voz…

  • ¿Dónde están nuestros sueños? ¿cuánto nuestros sueños los están contaminando los mundos voraces? ¿Por qué quiero hacer esto?

  • ¿Cómo cuidar nuestros sueños?

  • ¿A quién le hacemos caso? ¿Le hago caso a ese fantasma? ¿le hago caso a esa voz interior que me quiere salvar? ¿qué deseo para mi vida?

  • ¿Cómo separar este fantasma de una ambición o un deseo que sí quiero defender? Quizá también implica negociar un poco con la frustración.

  • Frente a la ambición ¿Cómo hago para decir sí quiero este sueño y que este fantasma no esté ahí juzgando mis decisiones?

  • ¿Cuáles eran nuestras intenciones originales?


Hablaron de su generación en particular y como esos mundos voraces no les gustan. Y surgió la idea de que quizá como generación les toque romper con esas lógicas de competencia, voraces y hacer las cosas de maneras más conectadas con lo que ellas valoran, aunque eso implique ir más lento… “si me toca esperarme más, me hace sentir bien, aunque también me hace sentir desesperada”.


¿Cómo han logrado seguir a pesar de su existencia?

El fantasma de la impostora cansa… dice todo el tiempo que no avanzan en nada, ¡que no avanzamos! Pero ¿de verdad no avanzan/avanzamos? ¿o es la sensación de que no avanzamos porque descalifica y nubla lo que sí hacemos y logramos? Algo están haciendo con ese fantasma porque siguen en sus proyectos, trabajando, explorando, creando…


Por eso en el grupo nos preguntamos ¿cómo han logrado seguir a pesar de su existencia?

  • Buscando aliadas… “Es como encontrar a la amiguita del trabajo que te hace llevadera la situación. Alguien sensible, que entienda, que te abrace, que te ayude, te enseñe” (¿podría ser útil buscar aliadas afuera que nos acompañen, nos guíen?)

  • Ver mis cosas, lo que estoy formando. Ver ese nicho donde me siento segura. Ver eso tangible que tenemos (por pequeño que sea), lo que hemos construido.

  • Sentirme bien donde estoy, un techo, familia, amigas.

  • Invitar a la paciencia… esperar para cumplir nuestros sueños porque quizá implica hacerlo de una manera preferida y no como dicen que “debería ser”.

  • Sabernos con derecho a estar en la “contienda”

  • Mirar al fantasma, al menos estoy de frente a él.

  • Evidenciar que hay una posibilidad en mi

  • El tercer sábado de cada mes me festejo lo que he logrado

  • Procurar cuidarme en cuerpo, mente y espíritu.

  • Ser curiosa de la vida de otras mujeres de otras generaciones

  • Observar lo que la otra me puede enseñar

  • Intentar no convertirme en lupa, no entrar en la competencia

  • Pienso en lo que le diría a una amiga si estuviera pasando lo mismo que yo.

  • Tratar de no ser tan cerrada y buscar alternativas.


Preguntas a mujeres de otras generaciones:

Finalmente terminamos haciendo una lluvia de ideas donde ellas elaboraron las preguntas que les gustaría hacerle a otras mujeres de otras generaciones:

  • ¿Cuáles eran esos sueños que tenían (tienen) y cómo le hicieron para negociar con este sistema o la vida para defenderlo?

  • ¿Qué fue lo que les hizo no soltar ese sueño a pesar de que hubiera mil voces en contra?

  • Frente a este sistema que a veces no deja mucho margen ¿Hubo algo que tuvieron que dejar que disfrutaban? ¿Qué tuvieron que ceder que no querían soltar? ¿cómo resistieron o cómo lidiaron con eso?

  • Cada generación rompe con algo ¿qué les tocó romper en su generación?

  • Parece que hay una lista de cosas que “debo cumplir” a cierta edad… ¿Cómo les afectó esa lista a cumplir? ¿cómo lidian/lidiaron con eso? ¿Existe una edad para hacer una cosa y otra?

  • Desde la posición en la que están quizá viven algo similar ¿Qué palabras de aliento o herramientas pueden compartir?

  • Hoy para ustedes ¿qué es el éxito? ¿qué sería la realización personal para ustedes?

  • ¿Cómo nos perciben a las jóvenes frente a este fantasma? ¿será el menor de los problemas de la vida?


Así, con esas preguntas cerramos y fueron las que guiaron el segundo encuentro con tres mujeres mayores de 40, que puede verse aquí. Espero que este ejercicio conecte con las experiencias de otras mujeres y aporte algo a sus vidas y su relación con el fantasma de la impostora.


No puedo irme sin agradecer a las mujeres que hicieron posible estos dos encuentros y espero que sea el inicio de futuros proyectos para que entre todas ¡le quitemos poder a ese odioso fantasma!

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